En el cambiante entorno de la tecnología audiovisual, los amplificadores ya no se limitan a amplificar el sonido.
Con la integración del Procesado Digital de Señales (DSP) incorporado en algunos de los modelos más innovadores de la industria audiovisual, los amplificadores han trascendido su papel tradicional y se han convertido en máquinas multifuncionales que mejoran la calidad del audio, simplifican las configuraciones y proporcionan una flexibilidad sin igual.
Cuando el DSP se integra en un amplificador, el dispositivo adquiere la capacidad de realizar internamente tareas complejas de procesamiento de audio, eliminando la necesidad de procesadores externos independientes. Esta integración simplifica la cadena de audio, reduciendo el número de componentes necesarios y garantizando un rendimiento sin fisuras.
Una de las ventajas más significativas de disponer de DSP incorporado en un amplificador es la mejora de la calidad del sonido. El DSP permite un control preciso de los parámetros de audio, incluidos los ajustes de ecualización, cruce y retardo. Esta precisión garantiza que la salida de audio se optimice para la acústica del entorno específico, proporcionando un sonido cristalino tanto si se trata de un pequeño comedor como de un gran auditorio.